GRADO SEGUNDO
lunes, 29 de junio de 2020
martes, 26 de mayo de 2020
LAS FLORES NEGRAS
Había una vez un lugar apartado del mundo donde crecían
hermosas flores de colores brillantes. Cuando corrió la voz de su existencia,
gentes de todos los lugares iban aquel lugar a llevarse las flores.
En ese lugar también vivían unas minúsculas hadas que sacaban su magia de esas
flores. Sin ellas, no solo perderían su magia, sino que también morirían.
-Tenemos que hacer algo, amigas -dijo una de las hadas.
-Propongo llamar a la Bruja Negra -dijo otra-. Ella sabrá qué hacer.
La Bruja Negra acudió a la llamada de las hadas. No es que fueran amigas, simplemente tenían un interés común: alejar a los extraños que amenazan su hogar.
Tras examinar la situación, la Bruja Negra dijo:
-Lanzaré un hechizo para que las flores se vuelvan negras cuando se acerque cualquier criatura que no sea un hada -dijo la Bruja Negra.
-Pero, entonces, ¡se estropearán! -dijo una de las hadas.
-No, no, de eso nada -dijo la Bruja Negra-. Las flores volverán a tener su color en cuanto los extraños se alejen.
-¿Y si alguien descubre la rareza de las flores negras y les gustan? -preguntó otra hada.
-A nadie le gustarán las flores negras, porque apestarán a pies -dijo la Bruja Negra-. Dudo que el olor a pies agrade a nadie.
-Pero atraerá a los ogros y a los trolls que viven al otro lado de la colina -dijo otra hada.
-Eso solo si hay algún extraño cerca -dijo la Bruja Negra-. En ese caso, los trolls se ocuparán de espantarlos y, en cuanto las flores recuperen su color, estaréis de nuevo a salvo.
-Gracias, Bruja Negra -dijeron las hadas-. Eres muy generosa. Gracias por tu ayuda.-De nada, amigas -dijo la Bruja Negra-. Tal vez algún día yo también necesite algo de ustedes. -Y estaremos ahí para ayudarte -dijeron las hadas.
-Tenemos que hacer algo, amigas -dijo una de las hadas.
-Propongo llamar a la Bruja Negra -dijo otra-. Ella sabrá qué hacer.
La Bruja Negra acudió a la llamada de las hadas. No es que fueran amigas, simplemente tenían un interés común: alejar a los extraños que amenazan su hogar.
Tras examinar la situación, la Bruja Negra dijo:
-Lanzaré un hechizo para que las flores se vuelvan negras cuando se acerque cualquier criatura que no sea un hada -dijo la Bruja Negra.
-Pero, entonces, ¡se estropearán! -dijo una de las hadas.
-No, no, de eso nada -dijo la Bruja Negra-. Las flores volverán a tener su color en cuanto los extraños se alejen.
-¿Y si alguien descubre la rareza de las flores negras y les gustan? -preguntó otra hada.
-A nadie le gustarán las flores negras, porque apestarán a pies -dijo la Bruja Negra-. Dudo que el olor a pies agrade a nadie.
-Pero atraerá a los ogros y a los trolls que viven al otro lado de la colina -dijo otra hada.
-Eso solo si hay algún extraño cerca -dijo la Bruja Negra-. En ese caso, los trolls se ocuparán de espantarlos y, en cuanto las flores recuperen su color, estaréis de nuevo a salvo.
-Gracias, Bruja Negra -dijeron las hadas-. Eres muy generosa. Gracias por tu ayuda.-De nada, amigas -dijo la Bruja Negra-. Tal vez algún día yo también necesite algo de ustedes. -Y estaremos ahí para ayudarte -dijeron las hadas.
Desde entonces nadie ha vuelto a visitar aquel lugar apartado y la belleza
sigue oculta tras el olor a pies de las flores que se oscurecen y los terribles
ogros y trolls que acuden al hedor y asustan a cualquiera que se atreva a
acercarse.
FIN.
miércoles, 13 de mayo de 2020
domingo, 10 de mayo de 2020
El pingüino y el canguro
Había una vez un canguro que era un auténtico campeón
de las carreras, pero al que el éxito había vuelto vanidoso, burlón y
antipático. La principal víctima de sus burlas era un pequeño pingüino, al
que su andar lento y torpón impedía siquiera acabar las carreras.
Un día el zorro, el encargado de organizarlas, publicó en todas partes que su favorito para la siguiente carrera era el pobre pingüino. Todos pensaban que era una broma, pero aun así el vanidoso canguro se enfadó muchísimo, y sus burlas contra el pingüino se intensificaron. Este no quería participar, pero era costumbre que todos lo hicieran, así que el día de la carrera se unió al grupo que siguió al zorro hasta el lugar de inicio. El zorro los guió montaña arriba durante un buen rato, siempre con las mofas sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o resbalando sobre su barriga...
Un día el zorro, el encargado de organizarlas, publicó en todas partes que su favorito para la siguiente carrera era el pobre pingüino. Todos pensaban que era una broma, pero aun así el vanidoso canguro se enfadó muchísimo, y sus burlas contra el pingüino se intensificaron. Este no quería participar, pero era costumbre que todos lo hicieran, así que el día de la carrera se unió al grupo que siguió al zorro hasta el lugar de inicio. El zorro los guió montaña arriba durante un buen rato, siempre con las mofas sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o resbalando sobre su barriga...
Pero cuando llegaron a la cima, todos callaron. La
cima de la montaña era un cráter que había rellenado un gran lago. Entonces el
zorro dio la señal de salida diciendo: "La carrera es cruzar hasta el otro
lado". El pingüino, emocionado, corrió torpemente a la orilla, pero una
vez en el agua, su velocidad era insuperable, y ganó con una gran diferencia,
mientras el canguro apenas consiguió llegar a la otra orilla, lloroso,
humillado y medio ahogado. Y aunque parecía que el pingüino le esperaba para
devolverle las burlas, este había aprendido de su sufrimiento, y en lugar de
devolvérselas, se ofreció a enseñarle a nadar.
Aquel día todos se divirtieron de lo lindo jugando en
el lago. Pero el que más lo hizo fue el zorro, que con su ingenio había
conseguido bajarle los humos al vanidoso canguro
FELIZ DIA MAMITAS
M de maravillosa, A de amor, D de dedicación, R de responsabilidad, E de especial; feliz día a todas las madres. ¡Felicidades!❤️
domingo, 3 de mayo de 2020
LA PRINCESA DE FUEGO
Hubo una vez una princesa
increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se
acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con
quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio
se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de
amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos
magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo
llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy
ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:
- Esa piedra representa
lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es
sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se
llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.
El joven se marchó
tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan
enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó
al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la
piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al
momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía
una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser
como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.
Durante los meses
siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra,
dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo
importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país
tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados
por su carácter y cercanía, y su sola prensencia transmitía tal calor
humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente
"La princesa de fuego".
Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días.
Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días.
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Había una vez un humilde ratoncito que vivía muy feliz a en el hueco de un árbol seco. Su casita era muy cómoda y espaciosa, tenía sillo...